Entrevistas

Educared (Fundación Telefónica), por medio de su Programa de Orientación Profesional para jóvenes “POPPS Construyendo Futuro”, entrevistó al Dr. Carlos Alberto Byrle, Secretario de Asuntos Institucionales de FEDUTEC, para consultarle acerca de la inserción de los estudiantes secundarios en el nivel superior. A continuación transcribimos esta entrevista que ofrece elementos para una adecuada argumentación ante el dilema de muchos jóvenes respecto de seguir una carrera universitaria o terciaria.

LA EDUCACION SUPERIOR Y SUS RESULTADOS
Una visión comparativa de resultados concretos para los jóvenes
en universidades y terciarios

POPPS: Hay mucho desconocimiento, y a veces confusión, respecto de la educación superior en Argentina, especialmente en los jóvenes que, finalizado el secundario, deben decidir no sólo qué estudiar sino también dónde estudiar, y encuentran que, en muchos casos, la “misma” carrera pueden estudiarla en diferentes tipos de instituciones. Para comenzar, ¿nos podría resumir qué tipos de instituciones imparten educación superior (post-secundaria) en Argentina con títulos reconocidos oficialmente?

CB: La educación superior es impartida en nuestro país mediante un sistema compuesto por dos tipos de instituciones: las Instituciones Universitarias y los Institutos de Educación Superior. Las primeras son las comúnmente conocidas como universidades y las segundas como institutos terciarios. Cada uno de estos dos tipos de instituciones tiene características que le son propias.

POPPS: A eso vamos. En otra publicación de POPPS Construyendo Futuro describimos las diferencias objetivas entre la universidad y los terciarios. ¿Qué nos podría decir, desde su perspectiva, sobre las diferencias entre estos dos tipos de instituciones?, pero fundamentalmente en lo que se refiere a sus resultados concretos.

CB: En el caso de las instituciones universitarias, un enfoque real de resultados señala que, por ejemplo, la duración real de las carreras se extiende de 1,5 a 3 años (en promedio) del tiempo indicado en el plan de estudios. Es decir, carreras de 4 años se concluyen a los 5,5 o 6 años, y carreras de 5 años se completan a los 7 u 8 años.

Por otra parte, según la carrera y la universidad, sólo se reciben de 10 a 25 alumnos de cada 100 que iniciaron el primer año, y en muchos casos menos aún. Hay, por lo tanto, un alto nivel de deserción y, en consecuencia, de fracasos y frustraciones que inciden en la vida futura de la persona.

También podemos decir que, dependiendo de la carrera, los egresados universitarios tienen, por lo general, problemas de inserción laboral en la carrera que estudiaron.

POPPS: ¿Cuál cree usted que es el origen de estos problemas?

CB: Indudablemente que el origen de estos problemas lo encontramos en las deficiencias del sistema educativo de nuestro país. Esto se hace mucho más evidente en el nivel medio. Existe una política educativa con clara tendencia facilista que atenta contra la formación del estudiante, generando una precaria e insuficiente preparación del egresado del nivel medio y comprometiendo seriamente su futuro.

Hay una pérdida del sentido de responsabilidad, un escaso estímulo para el estudio, una fuerte tendencia a “zafar” de las obligaciones, serias dificultades para elaborar el pensamiento abstracto y bajo rendimiento respecto a la comprensión de textos. Claro que existen excepciones y encontramos jóvenes brillantes, pero la mayoría presenta serias falencias.

POPPS: ¿Cómo impacta esto cuando el joven llega a la universidad?

CB: Ahí está el problema. La universidad brinda a sus alumnos la libertad académica característica de su propio régimen. Esto implica poder disponer de una mayor libertad para elegir. De esta manera, el alumno, de acuerdo a las correlatividades establecidas, elige las materias a cursar, el momento en que lo hace y el modo de acercase al conocimiento.

Este régimen requiere por parte del estudiante características que, generalmente, no trae del colegio secundario, tales como capacidad de organización en función de objetivos claros, estímulo para el estudio, comprensión adecuada de textos, capacidad para elaborar el pensamiento abstracto y responsabilidad.

Si se carece de estas características, la libertad se transforma en libertinaje y el alumno fracasa y abandona sus estudios.

POPPS: ¿Cómo es todo esto en el caso de los Institutos de Educación Superior? (N. de R.: es decir, de los institutos terciarios).

CB: En los Institutos de Educación Superior (IES), cuando se analizan resultados, aparecen, salvo excepciones, profundas diferencias con los de las universidades, como, por ejemplo, un bajo nivel de deserción de los estudios; los alumnos cursan las carreras, por lo general, en el tiempo previsto, pudiendo, en algunos casos, extenderse un cuatrimestre y excepcionalmente a un año más; y logran además una rápida y satisfactoria inserción laboral en la carrera elegida.

POPPS: ¿Porqué esta diferencia de resultados con las universidades?

CB: Es importante el tema y poco conocido. Déjeme explicárselo punto por punto.

A diferencia de los planes de estudio de las universidades, que privilegian el dominio de una rama del conocimiento, la formación en los IES está estrechamente relacionada con los requerimientos del mercado laboral. Los planes de estudio de cada carrera se concentran en los requerimientos propios de la actividad a la cual se dirigen. Tienen, en consecuencia, un vínculo muy estrecho con el sector productivo, tanto en bienes como en servicios.

Las carreras tienen un máximo de duración de 3 años y brindan la calificación específica,  necesaria y suficiente para  asegurar buenas oportunidades de trabajo y buen desempeño en el respectivo ámbito profesional.

Los programas de los IES tienen, por lo general, contenidos similares a los universitarios pero mucho más específicos y con una orientación más aplicada.

Los alumnos complementan sus estudios en las aulas con el trabajo en las empresas mediante un fuerte programa de pasantías obligatorias, que tiene una planificación y supervisión cuidadosa tanto por parte de la entidad educativa como de las empresas que reciben a los pasantes.

Es así que esta vinculación con el trabajo concreto en las empresas del sector correspondiente a la respectiva carrera, forma parte del carácter innovador y distintivo de los IES con la educación universitaria tradicional. Así como en la universidad se espera que se fortalezca la investigación, en los IES se fortalece la experiencia laboral.

Por su estructura académica, los requerimientos de asistencia obligatoria a clase son generalmente más intensos, la organización de los estudios es más estricta y el plan de estudios es riguroso, es decir, no hay libertad para que el alumno decida qué materia quiere cursar y en qué momento.

Incluso, para poder pasar al siguiente cuatrimestre, se deben cursar todas las asignaturas del cuatrimestre anterior y aprobar la mitad más una de ellas. Este mecanismo de exigencia es el que asegura el éxito.

POPPS: De sus palabras podría inferirse que los IES estarían mejor preparados que las universidades para la realidad actual de los estudiantes secundarios. ¿Es correcto?.

CB: Absolutamente. Hay un seguimiento muy cercano del alumno. A diferencia del régimen que aplican las universidades, el método de trabajo de los IES se parece mucho en lo formal al que se aplica en el nivel medio. Y digo “se parece en lo formal” porque, teniendo en cuenta la formación insuficiente de los estudiantes secundarios, se brinda un mayor apoyo, con un exigente y continuo sistema de evaluación de los conocimientos.

Y esto contrasta con la mayor libertad que se verifica en las universidades donde la responsabilidad del avance en los estudios recae exclusivamente en el alumno, lo cual funcionaría mejor en otro contexto de la realidad educativa y social. Aunque también es lógico que esto sea así porque, justamente, la universidad no está para corregir los errores de la enseñanza media.

Por otra parte, los cursos en los IES tienen generalmente un menor número de alumnos y existe una mejor relación cantidad de docentes/cantidad de alumnos, todo lo cual favorece una mayor dedicación a la atención de las necesidades de cada estudiante. Incluso muchos IES cuentan con tutores en cada curso.

POPPS: ¿Podríamos decir entonces que la educación en los IES es más personalizada y más escolarizada que en la universidad, más similar a como es en la escuela secundaria?

CB: Exactamente. Y por todo lo mencionado, es que en los IES los estudiantes tienen más posibilidades de lograr concluir su carrera e insertarse con éxito en el mundo del trabajo.

POPPS: Justamente sobre esto quería preguntarle. Usted mencionó previamente que los egresados universitarios, por lo general, tienen problemas de inserción laboral y, por el contrario, los egresados de los IES tienen una rápida inserción laboral en la carrera elegida. ¿Porqué esto es así en un caso y en el otro?.

Históricamente existe una distancia importante entre la formación académica que da la universidad a sus profesionales y las necesidades concretas el mundo del trabajo en el cual deben insertarse. Esto dificulta seriamente la inserción laboral. Nos pasó a todos los que egresamos de la universidad.

En los IES se prepara al futuro profesional  (en el área que el estudiante eligió) específicamente para el mundo del trabajo y de acuerdo a las demandas que el mercado presenta. Se lo capacita intelectualmente para un crecimiento personal y profesional permanente y, por lo tanto, con gran capacidad para adaptarse a los cambios que se vayan produciendo. Desde prácticamente el inicio de su carrera, el alumno se incorpora como pasante al mundo del trabajo. Como ya le mencioné, estas pasantías son obligatorias.

Indiscutiblemente todo el régimen de los IES está preparado para una rápida y exitosa incorporación laboral.

POPPS: Pasemos ahora al tema de la articulación y a sus aspectos prácticos. ¿Cuál es la diferencia entre un estudiante que se incorporó directamente a la universidad y el que lo hace luego de haber cursado en un IES? (N. de R.: es decir, en un instituto terciario).

CB: Existe una notable diferencia. El estudiante que se incorporó a la universidad luego de haber cursado en un IES concretó todo un proceso, en un lapso de 3 años, de adaptación a la educación superior. Ha aprendido a estudiar, ha crecido intelectualmente, posee un título profesional de nivel superior, ha adquirido responsabilidad para poder elegir y discernir en libertad, se ha incorporado al mundo del trabajo en la actividad que eligió y, en consecuencia, podrá completar en el período fijado su grado de licenciado en su especialidad o en aquella que le dé una visión más abarcativa.

De esta forma, si se suman los tres años de carrera en un IES con uno o dos años más que le requerirá posteriormente obtener la licenciatura en la universidad, el total de años cursados será menor, por lo mencionado anteriormente, al que realmente le llevaría cursar la licenciatura si inicia la universidad desde el primer año.

El IES, en este caso, además de otorgar un título habilitante, obra como un período muy favorable de transición o adaptación del joven proveniente de la escuela secundaria a la universidad.

POPPS: Por lo que usted menciona, el estudiante que cursa previamente una carrera en un IES y luego se incorpora a la universidad, ¿no estaría, entonces, replicando el modelo del college, exitoso por cierto, que aplica la mayoría de los países desarrollados?.

Indudablemente. Estos países, que también tienen sus problemas en la enseñanza media, encontraron en los colleges una respuesta con resultados altamente satisfactorios, y en nuestro país estamos intentando  un camino que tiene su respuesta en el “terciario”, el que puede ser un paso previo a la licenciatura, pero con la ventaja destacable de tener también un fin en sí mismo, pues culmina con un título superior de carácter profesional con el cual el egresado inicia su tránsito por en la vida laboral.

POPPS: A propósito, muchos jóvenes escuchan hablar de los “colegios universitarios” y no hay mucha información al respecto. ¿Qué nos puede decir de ellos?

La Ley de Educación Superior crea la figura de los colegios universitarios, que son aquellos IES que tienen convenios de articulación o complementación con universidades. Hoy en día prácticamente todos los IES articulan con una o varias universidades, sólo que no utilizan la denominación de “colegio universitario” porque se presta a confusión con aquellos colegios secundarios que dependen de las universidades, como el Colegio Nacional Buenos Aires y otros.

POPPS: Entonces, hoy en Argentina, una institución educativa que se autodenomine “colegio universitario” tiene las mismas características que un instituto terciario (o IES).

CB: Exactamente. En los hechos, en tanto y en cuanto el IES tenga convenios de articulación con universidades que le faciliten al egresado continuar su carrera de grado y obtener el título de licenciado, no existe ninguna diferencia entre un IES y un colegio universitario.